El
más altivo y frondoso árbol
I
Me encuentro fatigado,
Mi vida sólo es humo, quizá pasado de moda,
Como el ferrocarril de vapor.
Deseo distraer mi cuerpo;
Pero los reflejos de un espejo
Me dicen que mis pasos son torpes,
Cual caballo viejo que aborrece el trote;
Mis ilusiones se reducen al sueño cotidiano,
Y a la caída de las ondas azules
Retenidas en las olas de la melancolía.
Por las calles paseo mis penas
Mientras que los caballos celestes
Resbalan por sus adoquines;
La luna, con rostro taciturno ya no canta,
Pues su suave bálsamo caducó
Absorbido por los vapores del crepúsculo,
Haciendo de mi vida cotidiana triste e insensible.
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