En
sueños
III
Navego por las autopistas del sueño
Para encontrar los surcos de un espacio
Capaz de nutrir mis puros sentimientos;
La lucidez de las
divinas flores ignora
Los filos hirientes de la navaja de cuarzo
Capaces de cortar la carne de un mundo místico
Sobresaltado quizá por la ausencia del sobrio
lenguaje.
El sueño es miel vertida al sol,
Donde el yo absoluto no encuentra eclipse alguno
Y los sentimientos más íntimos
Son ojos escondidos entre las sombras
Pululando como fantasmas etéreos.
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