El
opio del amor
II
¡No! ¡No me atrevo ni
a olerla!
Por no realizar un acto sacrílego.
Dado que un beso, es un Dios lleno de humo
Cuando las nubes son viajeras.
El tiempo se congela mirando su esplendor
Endulzando mi alma con su cuento de hadas,
Disfrazado con un quizás;
Pues sigo andando para volverte a encontrar.
Mientras tanto, me aferro al amor en silencio,
Un gesto de ilusión que trata de llenar el vacío
Que dejó impronta con los destellos de tus ojos
Y la fantasía de un te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario