Libre
de los muros humanos
III
Que por más que te esfuerces con palabras
inocentes explicarlos
Tus ojos se cegarán deslumbrados por su sombra,
En la cual, resbalan los deseos humanos
Con sus lacerantes juegos infantiles;
El orgullo viril se doblega
Ante su pedestal rodeado de flores.
Las lágrimas de acero del ocaso
Inundan el destino del gusano
Que fue niño y creció recorriendo veredas azules,
Hasta encontrar la guarida
Donde los sueños quedaron sumergidos en su ciénaga
Tras caer torpemente
las criaturas efímeras
Estrujadas en su estrecho mundo,
Donde el espíritu de los fantasmas
Propagan su luz por el cosmos infinito.
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