miércoles, 28 de diciembre de 2022

Vivimos en una constante cacería

 

Vivimos en una constante cacería

 

Vivimos  en una constante cacería:

Cacería de amores, de cadenas,

De sitios malditos con bocas abiertas;

Por cazar incluso se caza

Hasta las estrellas del infinito;

Y si nunca se extinguieran nuestras vidas

No habría universo

Donde nuestras apetencias cupieran.

Podemos cambiar de pluma o de pelo;

Pero lo que nunca ha de cambiar

Es nuestro instinto de perro.

Somos navegantes;

Pero nunca encontraremos nuestro puerto ideal,

Pues al igual que el tahúr,

Prisionero del juego,

Todo lo ganado parecerá poco.

El pájaro era libre

Hasta que chocó con la valla,

O en el cable de alta tensión.

De tal modo que,

Tanto el hombre como los pájaros

Tenemos el mismo destino.

¡Chocar hasta destrozarnos!

Pues el infierno no tiene conciencia,

Y el fuego de la esperanza,

 Si es alimentado con leña verde

Lo único que provoca es humo,

Que  por irritación, hace llorar los ojos.

¡Bienvenido seas perro cazador

De virtudes y de sueños!

¡La mamba negra, ha mudado su piel;

Sin embargo,  su veneno es igual de letal!

En la lejanía se divisan las luces de una vida,

Vida que, tarde o temprano,

 Chocará con el hilo invisible

Camuflado a treinta metros del suelo.

¡Pero hasta cuando seguiremos siendo unas gotas

Que abastecen a un océano de lágrimas!

La existencia es un plato que se sirve caliente;

Pero servido por unas manos de hielo,

Haciéndonos  morir  ahogados

En mitad de un  océano de miedo.

Se  persigue al hombre que tropieza

Sin reparar en que, 

Vamos  derechos  a la misma trampa.

¡Y caemos! ¡Todos caemos!

Tanto los de aguda vista,

Como aquel que nació ciego.

Más vale que entreguéis vuestra alma

Porque el hombre está de caza,

Y sólo se consolará cuando vea mortajas

Y lucientes cadenas.

Ante este panorama,

Decidimos nuestro último viaje,

Donde las lágrimas no cuentan;

Sólo cuenta un corazón hecho trizas

Como una sandía sangrienta

Aplastada por el vil martillo.

¡Adiós pues,  vecino cazador,

Ya no tendrás que cazarme!

Porque voluntariamente

Soy yo, quien va  en tu busca.

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