La
mujer, una diosa maravillosa
Dios, es una mujer con figura épica,
En cuyo disco duro se haya la perfección,
El espiritualismo y las verdades absolutas.
En la porcelana blanca de su piel,
Se sirve el
té verde
Del que se absorbe la inquietud femenina;
El mundo, puede que algún día se acabe,
Pero jamás podremos decir
Que fue por culpa de la mujer.
¿Qué podría ser la vida
Sin la presencia de una Eva?
Seguramente un mundo desarticulado
Como un ratoncillo asustado,
Merodeando en campo abierto
Con el temor
de ser cazado
Por la lechuza con cara de corazón.
Los ángeles serían decapitados
Bajo los imperios de lo absurdo;
La suave brisa
No
atravesaría las fronteras
Ahorcando la noche,
Con sus fantasmales auras,
Donde el travestismo,
Ya sin límites y sin control,
Permanece subyugado al subconsciente
De un océano de hombres enredados
En su falso apasionamiento.
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