miércoles, 14 de diciembre de 2022

El peor de los infiernos

 

El peor de los infiernos




 De niño... cuando iba al catecismo,

Una de las primeras enseñanzas cristianas que recibí,

Fue la de que existe un infierno:

“Las Calderas de Pedro Botero”

¡Uf, qué miedo!

Allí, la gente,  por castigo Divino,

Se consumían en sus llamas eternas,

Por tanto, no había que cometer ningún pecado

Si no queríamos luego sufrir sus horribles consecuencias.

A estas alturas de la vida,

No creo que exista nadie elegido

Para esa clase de castigos Divinos;

No obstante, no tengo nada más

 Que dar unos cuantos pasos para atrás,

Par comprender que existen otros infiernos aquí en la tierra,

Sin necesidad de buscarlos en el espacio etéreo:

La guerra, el hambre, la  enfermedad, la injusticia...

 y un suma y  sigue.

Pero entre todas las cosas atroces que en la tierra suceden

Yo destacaría la que ahora más me atañe,

Y  que  sería el infierno más  cruel

y horrible,

El que consume el alma con su llama invisible:

"Tener la mala suerte de enamorarte de alguien

Cuyo corazón ya ha sido conquistado."

Ese run, run, run, run es permanente

Como un martillo pilón.

Ocupando todo el espacio de tu universo,

Convirtiéndose así, en una Eterna Pesadilla.

Después, podemos  achacarlo a la mala suerte,

A la malvada estrella que guía el destino,

O al instinto caníbal del poderoso

Que todo le viene rodado.

Así pues, no hay peor infierno para un enamorado

 Que no ser correspondido por el ser que se ama.

Si existe algo peor, ¡que venga el guapo y me lo diga!

Pues impaciente espero su contestación.

 

 

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