El
descarrilamiento del Alvia
Nos levantamos temprano
Para irnos de viaje,
Íbamos felices,
entusiasmados,
Pero se nos olvido en el equipaje
Dar un beso a los seres que amamos.
Estos, eran nuestros padres
Sin que ninguno sospechara,
La tragedia cobarde
Que emboscada en las vías
No haría distinción con nadie.
¡Maldita la prisa que engendra dolor!
¡Y maldito el día que el tren descarriló!
Hay cartas que llegan tarde
Por la mano que escribió,
Con palabras que dan al traste
Para quien después leyó.
No acudimos al entierro
Mucho tiempo
nos faltó,
Y ahora voy al cementerio
Con un fúnebre crespón.
Cuando el dolor es muy grande
Nunca se siente dolor,
Porque la ardiente lágrima
En el corazón quedó.
Allí permanecerá un tiempo,
Un tiempo que nos faltó,
Para dar agradecimiento
A quienes nos engendró.
Después salió en las noticias
Dadas por
televisión,
Que descarriló un Alvia
Y ochenta muertos
dejó.
Hubo más de cien heridos,
Y en un ruinoso vagón,
Dos manos se entrelazaban
Para ir al cielo las dos.
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