¡Pobrecita de Isabel!
Al repicar las campanas
Se me nubla el sentimiento;
La entierran por la mañana
Y mi corazón va dentro.
¿Pobrecita de Isabel!
¡Tan joven! ¡Quién lo diría!
Se fuera con su joyel
Más nosotros nos quedamos
En este desfiladero;
Toda la vida arrastrando
A coro ya están cantando
Los angelitos del cielo,
Y nosotros sollozando
Vamos regando el sendero.
Un sendero ensortijado
De pesar y sufrimiento,
Porque los seres amados
Se van cuando quiere el viento.
Después de tanto sufrir
yo me pregunto hasta cuando,
si hasta las nubes del cielo
por su muerte están llorando.
¡Acompañarte hoy quisiera
Isabel, tú bien lo sabes!
Pues la sangre de mis venas
Ya parece desbordarse.
Pero el billete de ida
No quiere Dios entregarme:
Quizá sea un bala perdida
¡O no he sufrido aún bastante!
***
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