Con el silencio de la noche
Con
el silencio de la noche
Se
oye el croar de las ranas;
Quizá
barruntan buen tiempo
O
están muy enamoradas.
Yo
estoy aquí pensando
Reclinado
en la almohada;
Sintiendo
un sitio vacío
Porque
una mujer me falta.
¡Qué
envidia a mí me está dando!
Aunque
es una envidia sana,
A
una mujer echo en falta
Y
no es por falta de ganas.
Frescos
murmullos etéreos
En
la noche se propagan,
Quizá
impregnados de amores
Quizá,
de dulces nostalgias.
Llegan
desde la alameda
Suaves
brisas de misterio,
Alguien
quizá esté llamando
Y
esté ofreciendo sus besos.
Sé
que tengo fantasías;
Pero
también tengo ensueños,
Para
volver a probar
La
dulzura de su aliento.
¿Dónde
estarán esos labios
Carnosos
color bermejo,
Que
tanto los echo en falta
Cada
día que me acuesto?
Si
algún día yo pudiera
Dichos
labios conquistar,
Qué
sencillo sería todo
Sin
haber ningún pesar.
¿Será
esta noche con luna
Salpicada
de luceros,
Cuando
tenga la fortuna
De
alcanzar por fin su cielo?
Estoy
aquí, en la cama,
Tumbado
pero despierto,
Por
si oigo tu llamada
Para
acudir a ella presto.
Si
tú fueras quien lo hiciese,
Si
tú fueras la primera,
Y
a esta cita acudieses
Que
estoy proponiendo a ciegas;
Mi
corazón te daría
E
incluso mi vida entera,
Para
estar todos los días
En
eterna primavera.
Pues
quiero que al acostarme
Estar
siempre acompañado,
De
una mujer que me exalte
Y mantenga enamorado.
Hoy
doy gracias a la noche,
Y
al croar de las ranas,
Porque
pusieron su broche
Al penetrar en mi alma.
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