sábado, 4 de mayo de 2019

Lágrimas de Proserpina


Lágrimas de Proserpina

 

 

 Se ha puesto tan triste el cielo

Por su muerte repentina,

Que la lluvia son las lágrimas

De la diosa Proserpina.

El ataúd como el plomo,

El camino, río de fango,

Donde se nos hunde el pie

Dejando impronta, sellando,

Un camino soñoliento,

Un quejido en el espacio,

Nubes grises que transitan

Por pesadumbres y espasmos.

El enraizado ciprés

Lento socaba el tránsito,

Engendro de  olivos dulces

Y el ajenjo más amargo.

A la luz de los vapores

Del  arqueado meandro,

Se engendran nuestras pasiones

Y se ahogan nuestros pasos.

Resuena el picoteo de buitres

Que marchan pajareando,

Desde el rosal de la espina

Hasta el orgulloso cardo.

En medio de la agonía

Que gravita en fresco nardo,

Zigzaguea nuestra vida

En medio de un vuelo errático.

Un veneno antes robado

Del salitre del sudor

Que hasta el trigo de los campos

Atraviesa el corazón.

Somos liquen del tormento

Forjado en la piedra viva.

El mismo día que nacemos

Hasta morir de  fatiga.

 

 

 

 

 

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