Con un puñal en la espalda
Dices
que me vas a dejar
Y
me creo tus palabras;
No
miraré para atrás,
Más
rezaré una plegaria
En
el altar de la noche
Donde
están las luminarias.
Capitanearán
los vientos
La
tempestad de mi alma;
Como
una estrella fugaz
Que
de oro son sus lágrimas.
Muy
pronto emprenderé el viaje,
Quizás
a tierras muy lejanas;
Llevando
como equipaje
El
puñal que hay en mi espalda.
Hay
puñales que te hieren
Y puñales que te matan,
Y rosas de aguda espina
Que
en el corazón se clavan,
Y
no puedes desprenderlas
Ni
tampoco el olvidarlas.
gustaría que recordaras,
al menos esos momentos
en que decías que me amabas.
No es tanto lo que he cambiado
para llegar a ese extremo,
en tal caso fui confiado
y de la barca perdí un remo.
Posiblemente otro lo encontró
y bien se aprovecho de ello,
el puñal que apuñaló
es la evidencia y su sello.
Ahora todo son lamentos,
ya bien poco puedo hacer,
salvo mirar para el cielo
y rogar que a tivalla bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario