martes, 29 de noviembre de 2022

Reflexiones Malditas

 

Reflexiones malditas

 

Con frecuencia, al visitar el cementerio, he oído preguntarse  a la gente, seguramente que, inquietas por naturaleza, lo siguiente:

¿Qué pasaría si aquellos conocidos, vecinos u allegados, salieran de golpe a otear el horizonte y por lo tanto a  la vida?

¿Qué historias nos podrían contar?

¿Han llegado  a ver o sentir el cielo?

¿Tal vez el infierno?

Y lo más importante:

¿Han logrado ver a Dios? ¿Ese Ser Sobrenatural  que todo lo dirige con su Divina Potestad y Gracia, según se reflejaba en las Sagradas Escrituras?


Tal cosa la veo improbable; Pero imaginándome que así fuera, seguramente,  los que en vida terrenal estuvieran rodeados  de confortables acomodos, y todo le saliera a pedir de boca, entiendo que, desearían tener una nueva vida en la tierra como con anterioridad tuvieron; Diciendo que, el cielo, en realidad, se encuentra en la tierra, lugar que les vio nacer, crecer y también morir.

Por el contrario, pienso que, todo aquel que no encontró  acomodo y  ningún sentido a su vida, dirían a pies juntillas que, no mereció la pena nacer al estar rodeado de privaciones, cuando no de sufrimiento mártir.

Entonces, preferirían regresar a sus tumbas del Campo Santo, al considera que allí, reina la paz y el silencio perenne. Y por lo tanto, ese sería su auténtico cielo.

Sería pues, como ese ganadero que acude a la feria a vender su ganado, y regresa contento o triste,  dependiendo de cómo le fue en la feria.

De siempre se ha dicho que de todo hay en la viña del Señor.

Tampoco me cabe duda que, para muchos de los que aún permanecen vivos, sería todo un desengaño, al comprobar que nada de lo dicho y predicado por las Santas Palabras, queda muy distante de la realidad; Porque por ejemplo: ese dicho a modo de Parábola, de que “los últimos serán los primeros”

¿Pediríamos explicaciones de en qué serán los primeros?

¿Los primeros en ver las bondades de Dios?

¿O los primeros en comprobar que Dios es  una palabra vana?

Y que después de la experiencia  de la vida, bien sea buena, regular o mala, comprueba que no hay nada; Que todo fue un cuento para que vivan unos cuantos; O como mucho,   a seguir siendo un poco de polvo y gas en un cosmos infinito.

De momento, todo son puras especulaciones; Dado que hasta la presente, nadie regresó de entre los muertos para contárnoslo; Y siempre habrá alguien como yo, que no se creerán nada mientras no lo podamos ver con nuestros propios ojos.

 

 

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