La
tristeza de los hombres
Hay días, que la gente parece huir de la gente,
Caminan presas de su propio sonambulismo,
Intentando evitar al mundo que le rodea.
Y esto ¿por qué pasa?
¿Acaso sea porque el cielo se pintó de gris?
El clima afecta, no hay duda;
Pero lo más probable es que se nieguen
A mostrar una alegría fingida,
Porque su fin de mes le queda demasiado largo,
Y sus recursos, son demasiado cortos.
Más dentro de ese paradigma
Que algunos nos atrevemos a intuir,
No se puede echar la culpa al cielo o a su mala
suerte,
Porque la suerte se la crea uno mismo;
Y esa suerte, te hace bajar los ojos
Para pisar las sombras de la cruda realidad.
¿Los pájaros tienen mala suerte?
Ellos, ni van a las fábricas ni a las oficinas;
Sin embargo, todos los días comen y beben,
Aunque para ello, tengan que volar más lejos.
No es cuestión pues de ganar un buen salario
Para así, poder ser tú quien se ría de los pájaros;
Ellos, cantan simplemente al obtener un benéfico
rayo de sol
U observar el fulgor de las perlas del rocío de las
flores.
Dios se equivocó al dar alas a quienes no las necesitan,
Se las tenía que haber dado a los hombres
En vez de su desnudez y el lloriqueo
Cuando fueron alumbrados al mundo.
Quien no llora, no mama suele decirse,
Por tanto, quizá lo más acertado
Sería ir llorando a lágrima viva,
Pues al menos, de ese modo,
Con nuestro triste y errático caminar
Dejaríamos ver a las claras que somos unos insatisfechos.
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