Abstraída
con su teléfono móvil
Sólo en contadas ocasiones quedo
mirando;
Tal vez, asombrado por una cara
formidable,
Capaz de eclipsar al vistoso plumaje
de las aves del paraíso;
Pero es una pena que esa cara se la
coma su luz.
Habiendo hombres que, no dudaríamos
En deshacernos en honores
Si obtuviésemos un centímetro de su
piel,
O unas cuantas pestañas de sus
párpados.
Pero dicha luz, se convierte en
tragicomedia
Al convertir las miradas de arrobo
en algo absurdo,
Cuando ese cielo cierra las puertas
negando su mirada.
Sus ojos, incitan a la lluvia
misericordiosa
Y su sonrisa se ríe de mis versos,
Quizá, pensando que, representan un amor utópico,
Engendrado en la nebulosa de los
sueños.
Cuando en realidad, si de ese
desierto
Se me regalara un granito de arena
Sería la evidencia de que estoy
despierto,
Aunque el suelo se pinte de
amarillo
Y pisotee las hojas otoñales
Tal si fuesen pecados mortales.
Las tinieblas sombrías me llevan a
la cueva
Donde el amor del hombre
desaparece,
Pues nadie puede seguir amando a unos
ojos
Que constantemente están mirando su teléfono móvil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario