miércoles, 30 de noviembre de 2022

Implorando amor

 

Implorando amor

 


Mis ojos inquietos

Con fúnebre ardor,

Exaltan mi pecho

Implorando amor.

El mundo es desierto

Penosa ilusión,

Al ser el  objeto

De mí devoción.

Se forja en mi mente,

Llega al corazón,

Igual que el grumete

Que en mar navegó.

Mágico es el canto

Del gran ruiseñor,

Aún bañado en llanto

Como ahora estoy yo.

Más reflexionando

Se  aviva el dolor,

Por el desengañó

Que a traición llegó.

Malhechora fuente,

Labio seductor,

Perlando mi frente

Con la frustración.

Abstraída con su teléfono móvil

 

Abstraída con su teléfono móvil


 

Sólo en contadas ocasiones quedo mirando;

Tal vez, asombrado por una cara formidable,

Capaz de eclipsar al vistoso plumaje de las aves del paraíso;

Pero es una pena que esa cara se la coma su luz.

Habiendo hombres que, no dudaríamos

En deshacernos en honores

Si obtuviésemos un centímetro de su piel,

O unas cuantas pestañas de sus párpados.

Pero dicha luz, se convierte en tragicomedia

Al convertir las miradas de arrobo en algo absurdo,

Cuando ese cielo cierra las puertas negando su mirada.

Sus ojos, incitan a la lluvia misericordiosa

Y su sonrisa se ríe de mis versos,

Quizá, pensando que,  representan un amor utópico,

Engendrado en la nebulosa de los sueños.

Cuando en realidad, si de ese desierto 

Se me regalara un granito de arena

Sería la evidencia de que estoy despierto,

Aunque el suelo se pinte de amarillo

Y pisotee las hojas otoñales

Tal si fuesen pecados mortales.

Las tinieblas sombrías me llevan a la cueva

Donde el amor del hombre desaparece,

Pues nadie puede seguir amando a unos ojos

Que constantemente están mirando su teléfono móvil.

martes, 29 de noviembre de 2022

Reflexiones Malditas

 

Reflexiones malditas

 

Con frecuencia, al visitar el cementerio, he oído preguntarse  a la gente, seguramente que, inquietas por naturaleza, lo siguiente:

¿Qué pasaría si aquellos conocidos, vecinos u allegados, salieran de golpe a otear el horizonte y por lo tanto a  la vida?

¿Qué historias nos podrían contar?

¿Han llegado  a ver o sentir el cielo?

¿Tal vez el infierno?

Y lo más importante:

¿Han logrado ver a Dios? ¿Ese Ser Sobrenatural  que todo lo dirige con su Divina Potestad y Gracia, según se reflejaba en las Sagradas Escrituras?


Tal cosa la veo improbable; Pero imaginándome que así fuera, seguramente,  los que en vida terrenal estuvieran rodeados  de confortables acomodos, y todo le saliera a pedir de boca, entiendo que, desearían tener una nueva vida en la tierra como con anterioridad tuvieron; Diciendo que, el cielo, en realidad, se encuentra en la tierra, lugar que les vio nacer, crecer y también morir.

Por el contrario, pienso que, todo aquel que no encontró  acomodo y  ningún sentido a su vida, dirían a pies juntillas que, no mereció la pena nacer al estar rodeado de privaciones, cuando no de sufrimiento mártir.

Entonces, preferirían regresar a sus tumbas del Campo Santo, al considera que allí, reina la paz y el silencio perenne. Y por lo tanto, ese sería su auténtico cielo.

Sería pues, como ese ganadero que acude a la feria a vender su ganado, y regresa contento o triste,  dependiendo de cómo le fue en la feria.

De siempre se ha dicho que de todo hay en la viña del Señor.

Tampoco me cabe duda que, para muchos de los que aún permanecen vivos, sería todo un desengaño, al comprobar que nada de lo dicho y predicado por las Santas Palabras, queda muy distante de la realidad; Porque por ejemplo: ese dicho a modo de Parábola, de que “los últimos serán los primeros”

¿Pediríamos explicaciones de en qué serán los primeros?

¿Los primeros en ver las bondades de Dios?

¿O los primeros en comprobar que Dios es  una palabra vana?

Y que después de la experiencia  de la vida, bien sea buena, regular o mala, comprueba que no hay nada; Que todo fue un cuento para que vivan unos cuantos; O como mucho,   a seguir siendo un poco de polvo y gas en un cosmos infinito.

De momento, todo son puras especulaciones; Dado que hasta la presente, nadie regresó de entre los muertos para contárnoslo; Y siempre habrá alguien como yo, que no se creerán nada mientras no lo podamos ver con nuestros propios ojos.

 

 

lunes, 28 de noviembre de 2022

Luciérnagas en la noche

 

Luciérnagas en la noche

 

Las luciérnagas con sus resplandores vivos

Me indican que estás ahí, esperándome,

Bajo el cerúleo cielo enmantado de zafiros

Capaces de hacer florecer los sueños,

 engendrados al amparo de mi lucha mental.

Deseo vivir otro otoño

Bajo los ardores sensibles de tu pecho;

¡Pero malvada balanza!

Inclinado su peso en lo más recóndito

De los jardines mullidos de pétalos.

Más la conciencia de las estrellas,

 Recuerdan que nadie se negó a ver la luz del divino valle,

Rigiéndose las estrellas en juez benigno

Que arrulla las bondades de mi conciencia,

Siendo arrastrado  mi corazón  hacia el búho

Que observa de manera silente su big-bang.

Las fieras muerden, devoran y se excitan;

Pero yo, ante tu luminiscencia

Me quedo inmóvil,

Observando tus ráfagas de neones azules,

Quizá intentándome decir:

Que sentada en el banco de la farola tenue,

Rodeada de la  mullida hierba, 

 Sigues esperándome.

 

domingo, 27 de noviembre de 2022

El caos de mi vida I

 

El caos de mi vida

I


 

El espejo me empuja al precipicio,

La costumbre y la rutina son puro hielo,

Pues por mucho que me miro,

Todo el oro se transforma en carbón.

Las pequeñas esperanzas son un río

Que desemboca en un lago abigarrado de sombras

Y donde  las mujeres, son estatuas sin reloj.

 Muchas veces les hablo;

Pero me ven tan débil y con tantas arrugas

Que no osan a extender su mano vacía.

La afilada luz araña  con sus uñas de  alambre

Y la melancolía y  las huellas del tiempo,

Son como la pesadilla del sueño que he vivido;

Los remordimientos afloran

Para mezclarse con los recuerdos del pasado.

 

El caos de mi vida II

 

El caos de mi vida

II

 

Las nubes primitivas de invierno;

Son las mentiras pronunciadas en  mi nombre

Con la verdad del aire;

Más volaré con mis alas de cristal

Hasta alcanzar el agua mágica

De la superficie del hombre,

Cuyo conjuro silencioso

Conspira con la depresión y la tristeza.

El aire tropieza en mi frente,

Entonces, el sudor es todo un diluvio de celos;

Porque aunque el verde existe

Y la belleza, de vez en cuando,

Después de tantos años

La lluvia de la nube afloja,

Y la piel se convierte en escamas

Donde todo parece resbalar,

En el alabastro de una lágrima abstracta.

 

El caos de mi vida III

 

El caos de mi vida

III


 

La lluvia del tiempo crea oscuridad

Haciendo desaparecer los tréboles del parque.

La última palabra la tiene el trueno

De la nube procelosa,

Y del relámpago azul con sus filigranas extrañas,

Pues en esos momentos de crisis negra

El corazón se vuelve huérfano

Y el futuro con su coraza gris

Es cual  bajel  navegando a la deriva

Como si fuese un frío, solitario, y fantasmal iceberg.

El caos de mi vida IV

 

El caos de mi vida

IV



Después de tantos sueños y  fracasos

La alegría, da de bruces con el holocausto,

Que es un reloj de cuco que se burla de nosotros.

La vida con  sus excesos y  carencias

Atrapan los huesos impidiendo la huida.

Mientras que  el  amor se olvida de la noche sonriente

Con sus  estrellas púrpuras,

 Cual semáforos iluminados con su rojo prohibido,

Impidiéndonos avanzar por la ancha avenida

La cual, lleva a nuestra historia

A emborracharse de cielo y viento,

Guiándonos hasta la cueva de Alí- Babá,

Donde los grandes estómagos

Se ponen las botas de Siete Leguas.

viernes, 25 de noviembre de 2022

¿Qué sería de la vida sin amor?

 

¿Qué sería de la vida sin amor?

 


Sin amor ¿Qué clase de vida sería?

Sin flores ¿Qué sería de la juventud?

¿Qué sería del sol

Si no se pudiese disfrutar de su luz?

¿Qué sería del agua si no quitara la sed?

¿Qué sería de la mano si no apreciara el tacto?

Todo serían lágrimas y labios apagados,

Junto a unos bolsillos heridos por su avaricia.

Sería la puerta que  encierra la belleza del mirto,

La playa sin ser acariciada por las olas,

La pluma que  voló desprendida del ala,

Un poema narrado en noche tormentosa.

La rutina rompe las horas;

Pero el amor irrumpe cuando alguien te gusta,

Entonces, el pulso se detiene

Y el corazón frenético provoca el caos en los sentimientos;

Más la imaginación se refugia y encuentra abrigo

Cuando los labios  en libertad chocan con el alma,

Apuñalada con los roncos sus piros del idilio.

El amor me hizo temblar;

Pero mi espíritu se resiste

Ante mi fogosa pasión;

La tragedia, quizá sea que el amor se apaga,

Mientras la sensatez queda absorbida

Como un zumo es absorbido

Con una simple pajita.

Entonces, la dulzura de la noche

Se transforma en melancolía,

Porque tu flor se volvió silenciosa

A la vez que tú perfume atravesaba las fronteras.

Yo, era feliz cuando amé con respeto,

Ahora, de adulto, mi triunfo se ve frustrado,

Porque el sol, en tu ausencia,

 Quedó eclipsado al dar tu último adiós.


 

 

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Soy fiel porque la noche es fiel I

 

Soy fiel porque la noche es fiel

I


Bien sabes que no  te puedo amar de día,

La balanza se inclinaría demasiado;

Pero sí puedo hacerlo libremente

Cuando la oscuridad reina en mi cuarto.

Entonces, cualquier ruido, cualquier ulular,

Me hace retroceder en el tiempo;

Nadie nos ve, ni nadie escucha nuestros gemidos guturales,

Siguiendo los dictados de nuestros caprichos,

Haciendo un altar a la noche

Porque en ella, apareces  tú,

Completamente desnuda,

Aflorando tu alma por cada poro;

Tus ojos no los veo;

Pero aún así,

Sé que se quedan en blanco,

Hipnotizados por los efluvios

Emanados de tu loto.

Enmudecen tus labios;

Pero tus manos  hablan de tus sentimientos.

El barro de tu creación se convirtió en ánfora

 Que se llena de mostos tórridos

Y de cantos sublimes.

Nuestros corazones se desvanecen

Con la plenitud de la naturaleza divina.

 

Soy fiel porque la noche es fiel II

 

Soy fiel porque la noche es fiel

II

 

Soy fiel porque la noche es fiel;

La noche te hace sentir uno mismo,

Sin juegos florales como lo hace el día,

La vida, se alarga con las sombras de la noche,

Entonces tus cabellos,

Son la seda que brilla en el manto estelar

Animándonos a beber

Su elixir afrodisiaco.

Más cuando llega el armiño del alba

Todo se convierte en humo.

Entonces, su lenguaje es el del gusano rastrero

Que  muerde en los talones

Impidiéndonos seguir paseando.

Ya no es posible estar contigo,

Porque las penas, aprisionan el corazón amante,

Al no estar juntos bajo el resplandor de la luna.

La luz del día, muerde y cuenta los secretos,

Tengo miedo a llamar la atención,

Pues hasta  mis latidos pueden apreciarse.

El anárquico día nos vuelve niños

Colapsados en su cotidianidad;

Las flores se rompen exhaustas de esperanza

Mientras los pensamientos deambulan

Por calles furtivas e inquietas.

Deseo gritar que te quiero;

Pero mi pecho se rompe como un vidrio

Y espero a la noche para decírtelo al oído.

 

martes, 22 de noviembre de 2022

Al calor del fuego

 

Al calor del fuego

 


Al calor de la estufa,

Mientras se consume la leña de cerezo,

Afloran a  la mente los recuerdos

Como  aves viajeras

Desafiando a las nubes del invierno.

Percibo los sonoros chasquidos

Como tambores lejanos,

Quizá, de advertencia,

De que al igual que las brasas

La vida se consume.

Sin embargo, esos recuerdos

Trepan como vigorosas enredaderas

Por la osamenta de árbol añoso,

Que se resiste a ser olvidado.

Muchas hojas ya se desprendieron

Y cada hoja, es una anécdota,

Unas, con sucesos agradables, otras, de dolor;

Más cuando su crepitar se apacigua

Y el calor caldea el ambiente,

Llega el relax sublime

Que toda mente melancólica desea.

Pienso que nada es más gratificante

Que una vieja estufa encendida

Cuando el tiempo es frío;

Lo agradecen los huesos y el alma.

Entonces, deseas compartir esta experiencia

Remontándonos  a la era troglodita,

Cuando quisieron reflejar esos momentos

Pintando con hollín las paredes de la cueva

Para perpetuar la impronta de sus manos.

Posiblemente iguales que las nuestras,

Aunque tocaran cosas diferentes,

 Vivieran sucesos diferentes,

Y sus vestimentas fuesen diferentes;

Aunque en definitiva,

Ellos también agradecían

Ese gratificante relax,

Que le ofrecía la milagrosa hoguera

Asentada sobre el círculo de piedras.

La hoguera se apaga;

Pero avivo el fuego con nuevas ramas,

Pues convencido estoy

De que hay que mantener la llama,

Porque hacer un nuevo fuego cuesta,

Y más si cabe si las ramas

Aún contienen algo de savia;

La cual produce humo

Que hace llorar al escocer los ojos;

Y el hombre no quiere llorar,

No debe hacerlo si se considera un hombre;

Aunque en realidad,

Un hombre que no llora

Es como la brasa que se consume lentamente

Hasta convertirse en ceniza,

Una ceniza que el viento arrastrará,

Pareciendo como si nada hubiese existido.

Todo fue un sueño,

Todo fue fruto de una alucinación.

¡Y es que no somos nada

Si no avivamos nuestros recuerdos,

Aunque sea con unas simples ramas de cerezo!