Renegando
de nuestro fatal destino
II
Empapado con la lluvia teñida de oro,
Los días de felicidad quedaron en el estanque azul
Donde se sumergen los sentimientos del ruiseñor
Que
bullicioso, cantaba a su libertad.
Desde el último aniversario de la boda de
Adán,
Somos los necios espectadores de una película
Donde se paga el alto precio del ridículo.
Nos movemos al calor de nuestro futuro penoso;
Al quedar atrapada nuestra rosa en los delirios del
cielo
Mientras las palomas mensajeras de la pasión
Extienden sus esplendorosas alas
Para alcanzar la llama del cárdeno relámpago
Desatado en su tormenta interior.
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