Dando vueltas
al sol
I
Ya he dado sesenta y seis veces la vuelta al sol.
¡Cuánto he viajado!
Sin embargo, tus recuerdos
Los veo tan cercanos que, aún adoro a esa niña
De quince años, que aparentaba tener sólo doce.
Quizá nuestros soles son irreales,
Y el trigal agostado por el viento del sur
Sólo sean recuerdos dorados de niñez.
Ahora, en vez de trigo sólo hay malas hierbas
Y nuestros bohemios recuerdos
Incitan a
ir todavía más lejos:
A otra nebulosa, a otra galaxia,
Donde al cerrar los ojos
Podamos abrazarnos,
Y con los pies desnudos chapotear
Por las anaranjadas aguas del ocaso.
Las aves pensativas planean por la laguna
Sin malicia, suavemente,
Como suaves eran tus cabellos en el atardecer.
Con ellos adivinaba nuestro futuro,
Donde todo parecían espigadas catedrales góticas;
Sin duda, eran las catedrales cimentadas en el alma.
¡Pero trágica ironía!
Esas catedrales, después de dar tantas vueltas al
sol
Se han convertido en ermitas,
Donde Dios, pone a cada hombre en su sitio.
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