Gustos
de mariposas
II
Unas manos poderosas estrujan mi corazón
Si los
salvajes ojos se inyectan de desprecio.
El mundo se muestra enrevesado conmigo
Pues pertenezco al exclusivo club
De los poetas melancólicos,
Que llegaron a un trato con el cuerpo
Para no envejecer,
O hacerlo tan despacio que nadie se dé cuenta.
El sol aclara las mañanas;
Pero los mejores momentos son aquellos
En los que no se hacen planes,
Pues la lluvia de la noche
Hace imposible ver los destellos de las estrellas,
Sepultando así el guion del inconformista,
Al creer que aún
le queda todo por hacer,
Y esa eclosión de piedras preciosas
Aparecen en los sueños desvirtuando la realidad.
La realidad es que los años pasan
Por más amnesia que se padezca.
El listón está ya tan alto
Que dudo que el guisante sembrado
Y que milagrosamente tanto creció,
Sea lo suficiente para alcanzar la gloria.
El cielo está escrito en tiempo pasado,
Y la genética de los años
Ya es incapaz de dar nuevos frutos.
¡En fin, es la edad!
Orgullosa corriente de años navegando a la deriva,
Azotado por los vendavales de la discordia
Y las rizosas olas de la incomprensión.
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