Haciéndome
preguntas a mí mismo
¿Qué es el tiempo?- me pregunto y me contesto:
En realidad, sólo es un poco de óxido
Adherido a
los sueños.
¿Qué es un sueño?
Es un lento caminar
Por unas calles que en definitiva,
No te llevan a ningún sitio.
Fruto de nuestro inconformismo
Lleva a mirarnos al espejo
Y te desesperas al ver que la arruga
Crece y se hace más profunda.
Luchamos por lo que amamos
Y si no lo conseguimos
Nos lo inventamos.
Es terrible afrontar nuestros miedos,
Más seguimos luchando con la tenue esperanza
De alcanzar nuestros deseos;
Pero generalmente, los deseos, los sueños,
Nuestras aspiraciones de la vida,
Chocan con el grueso muro
De la indiferencia y el ostracismo.
Tus sueños poco o nada importan a los que no saben
soñar
Les resbala como lo hace la lluvia en los cristales,
Más esa lluvia puede empañarlos,
Entonces, dibujamos un corazón
Acompañado de alguna ocurrente frase de amor.
Al poco tiempo ese corazón o esas ocurrencias
desaparecen,
Sólo fue una ilusión vaporosa.
Y como toda ilusión borrada
Hace mella en el alma;
Las nubes grises preñan la tormenta
Y su milagro es el rayo que centellea
Iluminando la bóveda celeste.
Más eso, sólo dura unos segundos terrenales
Que, al fin y al cabo, no son nada,
Como sólo un poco de agua y sal somos los hombres,
Incapaces todos de gobernar nuestro destino;
Pues el destino, no es otra cosa que una nube
Que bien puede pintarse de rosa en el crepúsculo
Como también pueden hacerlo de negras tinieblas
Bramando como una estampidas de toros.
A veces, no hacemos caso a la pequeña voluta,
Sin embargo, esa voluta puede ser la mecha
Capaz de arrasar sierras enteras;
El tiempo, es nuestro juez y nuestro ejecutor
Convirtiéndonos en polvo cósmico
Como la sierra abrasada,
Transformando su clorofila verde en negro hollín.
La sierra es entonces polvo de olvido
Guardando su secreto hasta el final de los tiempos.
Nadie tiene la culpa y a su vez,
Todos somos culpables de arrojar el vidrio
Propagador de la mortal llama,
Y de la horrenda ceniza que las manos mancha.
Hasta el más sabio, es sabedor de su infinita
ignorancia,
El resto, somos borregos
Que lo único que hacemos es engordar
Para después, morir el día menos pensado.