Amiga
y compañera un día
“Rima
libre”
Te enamoraste de mis palabras afables
Y de mis misteriosas profundidades;
Pero un día te levantaste dando un
grito
Al sopesar las cadenas de un cielo de
olvido.
Quizá me comparaste con las ociosas
flores
Que tenues brillan en el largo otoño,
Y tu natal ribera quedaba tan lejana a
tus ojos
Que pensaste que el viento de primavera
Reverberaba en tu cuerpo grácil,
Quedando yo, en un proceso traumático,
Extendiendo las semillas del centeno silvestre
Sobre la planicie literaria de mi
agonía,
Ahogándose como una roca dentro de un vaso
de agua.
Ya he perdido el hilo de los anhelos,
Y el azafrán silvestre, florece con su
falsa fragancia,
Pasando a ser el juguete favorito de las avispas.
La esperanza fantástica tiene
obstáculos
Y el credo bullente de sueño eterno,
Es la herejía que rompe las puertas de encina
Invitando al dolor que acapara el tormento.
Ya nadie me escucha, sólo la tormenta
Que evoluciona en mi interior
Repite sin cesar algunos estribillos;
Ni la tierra, ni los ríos, ni las
montañas azules,
Tiene dueño; Y yo, si algo me toca, no deseo nada;
Sólo el anillo del dedo y las mejillas
pertenecen,
Del estampado cielo sólo la mitad ansío,
Pues la otra parte te la cedo a ti con gusto.
El sol se carcajea de mi alcoba
vacía;
Pues el amor, es como la sal que se disuelve
con el agua,
Mientras que las burbujas del champagne de la fiesta
Se diluye en la orgía de su propia efervescencia.
Los cisnes blancos son los adivinos de
la existencia,
Y tú, amiga y compañera un día,
Recibirás la salva de mis saludos
etéreos;
¡Aunque no sé por qué sigo haciendo
saltos mortales
Cuando tú, ni siquiera me estás
mirando!
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