Los primeros dioses
Poema
esculpido hace más de 5.600 años
Cuando
en lo alto,
El
cielo no estaba creado
Y
la tierra abajo no tenía razón,
Se
engendró el caos.
Agua
dulce y salada mezclaron
Y
los pantanos era imposible ver.
Y
cuando los dioses
No
habían sido llamados para existir
Y
la fuente entera de vida.
El
mito de días, la naturaleza
Ya
no es espiritual.
La
creación es el resultado de una acción divina
Que
establece el orden
A
partir de caos.
El
viento reinó como líder de los dioses,
Separó
el cielo y la tierra
Y
así se crea el alba.
Hubo
un tiempo en que los hombres
No
poblaban la tierra,
Sólo los dioses la habitaban.
Hace
tres mil seiscientos años,
El
país era tan ruidoso
Los
dioses crecían agitados y sin paz
Con
los disturbios ensordecedores.
Enlel,
también tuvo que escuchar el ruido.
Él
se dirigió a los dioses superiores
El
ruido de la humanidad
Se
ha hecho demasiado grande,
Pierdo
el sueño con los disturbios.
Dé
orden que la enfermedad estalle.
Cuando
el segundo año llegó,
Los
hombres ya habían agotado lo almacenado.
Cuando
el tercer año llegó,
La mirada y la belleza de la gente
Fueron
cambiados por el hambre.
Cuando
el cuarto año llegó,
Su
estampa y porte habían declinado,
Sus
hombros de buen semblante,
Se
sentó con los hombros caídos
La
gente salió ante el público encorvada.
Cuando
el quinto año llegó,
Una
hija miraría a su madre;
Una
madre, no abriría la puerta a su hija.
Cuando
el sexto año llegó
Ellos
sirvieron a una hija para una comida
Servida
por un hijo para el alimento.
¡Pared,
escúchame atentamente!
¡Choza
de caña, asegúrate tú
De
escuchar a todas mis palabras!
Desmonta
la casa y construye un barco
¡Que
la azotea sea como el Apsu,
Que
ni el sol pueda penetrar dentro!
Haz
cubiertas superiores e inferiores,
Al
abordar debes ser muy fuerte,
Que
el betún sea fuerte.
Como
un asno salvaje que grita,
Los
vientos aullaron.
La
oscuridad era total. No había ningún sol…
Como
para Nindu la “Gran amante”
Sus
labios se resecaron por la escarcha
Los
grandes dioses, los Annuna,
Estaban
sedientos y hambrientos
La
diosa miró… y lloró.
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