viernes, 7 de junio de 2019

Lilith, el demonio antiguo


  Lilith

 



Lilith, espíritu oscuro

Que se engendró en la noche;

Portadora de la sensualidad,

Peligrosa e incontrolable.

Se fecundó a sí misma

Con el esperma masculino

Que no fecunda a mujer alguna.

Con capacidad de procreación  infinita

 Habitaba en el Mar Rojo,

Hasta que surgió acompañada

de una hueste de cien mil demonios.

 

En la actualidad, Lilith, se ha convertido en símbolo de libertad para muchos grupos feministas Ya que se negó a yacer debajo de Adán, al pensar que eso era una subordinación.
Gracias al creciente nivel educativo de la población, las mujeres comprenden que pueden ser independientes, de modo que empiezan a buscar símbolos femeninos. Lilith, también ha sido adorada como una diosa para algunos seguidores de la religión pagana Wiccas, creada en los años cincuenta.
El atractivo del personaje de Lilith ha sido percibido por algunos artistas, que la adoptaron como musa.
Lilith, empezó a ser motivo popular en el arte y la literatura de la época renacentista cuando Miguel Ángel, la retrató como una criatura mitad mujer, mitad serpiente. El genial artista italiano la pintó enroscada en torno al Árbol del Conocimiento, aumentando de este modo la importancia de su leyenda. Con el paso del tiempo, Lilith se volvió aún más interesante por la imaginación de artistas masculinos como Dante Gabriel Rosetti, que la retrató como la criatura  femenina más bella del mundo. Por su parte, el autor de las Crónicas de Narnia C. S, Lewis, se inspiró en la leyenda de Lilith para  su personaje de la Bruja Blanca.
Una mujer bella; pero también peligrosa y cruel.
Lewis dijo de la Bruja Blanca que era la hija de Lilith.
Y que estaba decidida a acabar con la estirpe de Adán y Eva.
 
Los investigadores aún continúan debatiendo si Lilith, fue realmente creada para ser la primera esposa de Adán, o como demonio. O si se trata  de una inverosímil advertencia de lo que puede ocurrir en caso de que se conceda un mayor poder a las mujeres.
 
 

Para Lilith
 
No poseo  bajel, ni goleta,
ni nada con qué surcar olas;
Más si así fuera,
no me importaría naufragar
en una isla olvidada y sola,
si allí estuviera Lilith,
con su fuente encantadora.
Aún con serpiente enroscada,
seguro que atraería,
mi pizarra sería la playa
donde en ella escribiría,
todo lo que en ella  mece
a todas horas del día.
Hoy el céfiro me trajo
su luz  y su fantasía;
y no me costó trabajo
hacer esta poesía:
Tus pechos son dos volcanes
coronados de oro y fuego;
digno de sagrados altares
en templos romano y griego.
Auténticos zahoríes
en busca de la pasión,
como buscan los colibríes
el néctar de cualquier flor.
un poeta y una diosa;
los dos buscaban amor
como una obra grandiosa
del Divino Creador.
Así lo hizo Miguel Ángel,
el día que te retrató;
y yo, que soy un don nadie,
busco fiel imitación. 

 

 

 

 

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