miércoles, 19 de junio de 2019

Amantes de Catalina II de Rusia


Amantes de Catalina II de Rusia
 


“El corazón no me anunciaba  felicidad,

Sólo la ambición me sostenía;

El gran duque era indiferente para mí;

Pero había algo que hizo creer que llegaría

A ser de Rusia, su emperatriz.”

Su primer amante fue un cortesano,

De nombre Sergei Saltykov,

Con  él empezaría su sueño soberano

Y como un bello amanecer lo describió.

Fue quien la introdujo en los placeres sexuales

En los gozos infinitos, provocando todo ardor

Hasta el punto de engendrar  a un hijo

Y al que Pedro primero, le llamó.

Otro de sus amantes fue un militar

Héroe de guerra por nombre Grigori Orlov,

Hombres sencillo y franco, afable, popular;

También tuvo un hijo con él, que ocultó

Para no empañar su campaña militar.

Se  debe a Orlov,  la habitación sexual de Catalina

Al que el joven teniente tenía sus aposentos

 Arriba de la cámara de la fogosa zarina,

Para tener relaciones en cualquier momento.

 Grigori Potiomkin, héroe militar  contra Turquía,

 Fue otro de sus destacados amantes 

Ya que al trono de Polonia se alzaría.

Pero tal vez, el último de sus amantes

Platón Aleksandruvich Zúboc

 Consideraría como el más extravagante,

Cuarenta años más joven que la monarca

Cuando ella ya era una mujer mayor,

Hasta el punto que   llegó a confesar

De que estaba enamorado de verdad

De la esposa del nieto de Catalina,

Y no de las gruesas carnes que tenía la zarina.
 
La filosofa del trono

Como ella misma se hacía llamar,

Fue enterrada en San Petersburgo;

Y los rumores como agua de una fuente

Afirman que murió realizando el coito

Al no soportar el falo duro y salvaje

que le penetró  su caballo favorito.

Así la emperatriz y sus amantes

Fueron leyendas de zares:

 Llegando hasta nuestros días 

Los falos de madera y juguetes sexuales.

Catalina la Grande, ninfómana total

por  saciar sus deseos compulsivos

Se arriesgó ha hacerlo con un semental.

No sé si encontró del placer una gota,

y luego fue gota que  se perdió en el mar;

Más si encontró el placer en su derrota

sólo su pomposa tumba lo sabrá. 

Amigas, compañeras, vecinas...

ojo con lo que os metéis por la vagina,

No sea cosa que os  pase lo mismo

que le pasó a la gran Catalina.

Que cansada de tantos falos de hombre

experimentó con otros que daban espanto;

reventándola por dentro

hasta que le sobrevino el infarto"
 

 



 



 


 


 


 


 

 


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