La leyenda de Pegaso
Los que somos amantes de los caballos, y que siempre
llamamos noble animal, de fina estampa, siempre nos ha
fascinado de una manera especial el caballo alado Pegaso. Pues al tener alas “símbolo de la
libertad” hace que nuestra mente viaje más allá de las montañas, donde reinan brillantes horizontes, jineteando en su lomo por los sonrosados arreboles, descubriendo así
la pequeñez de los hombres y todas las criaturas que en la tierra habitan.
Pegaso,
proviene de la palabra griega que significa manantial, pues se decía que había
nacido en las fuentes del Océano inmenso.
Por
un lado se decía que Pegaso, había nacido del cuello de Gorgona,(una mujer guerrera con la cabellera viva llena de serpientes y con una mirada petrificante) cuando Perseo
la mató en el mar.
Otra
versión sostiene que nació en la tierra, fecundado por la sangre derramada de
la Gorgona, cuando Perseo La mató.
Una
vez que nació nuestro deslumbrante caballo, fue al Olimpo, donde se puso a las
órdenes del padre de todos los dioses “Zeus”, al llevarle el rayo.
Otra
leyenda dice que Poseidón, el dios del mar, le regaló a Pegaso, a Belerofonte
por la diosa Atenea (diosa de la sabiduría) Pero según otras historias, fue Poseidón el que dio el
caballo a Belerofonte. También se contaba que el héroe lo había encontrado,
cuando bebió en la fuente de Píreme.
Fue
gracias a Pegaso que Belerofonte pudo matar a la Quimera y lograr por sí solo
la victoria sobre las amazonas.
Cuando
Belerofonte muere Pegaso volvió a la morada de los dioses, es decir, al Olimpo.
Tiempo
después se dio el concurso de canto que enfrentó a las musas con las hijas de
Píero. El monte Helicón estaba muy complacido por la belleza de las voces, por
lo que empezó a crecer amenazando con llegar al cielo.
Al
ver el peligro, Poseidón le ordenó a Pegaso que fuera y golpease con uno de sus
cascos para ordenarle que volviera al tamaño normal, a lo que la montaña
obedeció dócilmente; Pero en el lugar donde Pegaso le había golpeado brotó la
Fuente Hipocrene, o fuente del caballo.
Por
último Zeus convirtió a Pegaso en constelación para que fuese eterno. Cuando
esto sucedió, una pluma de sus nacaradas
alas cayó cerca de Tarso, y así la
ciudad adoptó su nombre.
El
año 66ªa.C., cuando Pompeyo reorganizó el Asia Menor a raíz de sus conquistas,
creó la provincia de Ciliciae e hizo de Tarso su capital. La ciudad era la
capital administrativa de la región, y en el año 51 a.C. había tenido como procónsul
nada más y nada menos que a Marco Tulio Cicerón, mientras que diez años
después, en el año 41, Tarso había sido el lugar del primer encuentro de Marco
Antonio y Cleopatra. Al parecer, Marco Antonio, concedió a la ciudad la
libertad, la inmunidad y el derecho de ciudadanía y Augusto, que en esos
momentos gobernaba el imperio romano, confirmó estos privilegios.
Hoy
día en el escudo de Tarso reina el lema “Fertilidad, belleza, y esperanza”
Tres
palabras que enamoran:
La
belleza de Pegaso,
La
fertilidad de sus valles
Y
la esperanza de Tarso.
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