jueves, 6 de junio de 2019

La leyenda de Pegaso


La leyenda de Pegaso

 

 Los que somos amantes de los caballos, y que siempre llamamos noble animal, de fina estampa, siempre nos ha  fascinado de una manera especial el caballo  alado Pegaso. Pues al tener alas “símbolo de la libertad” hace que nuestra mente viaje más allá de las montañas, donde reinan brillantes horizontes, jineteando en su lomo por los sonrosados arreboles, descubriendo así la pequeñez de los hombres y todas las criaturas que en la tierra habitan.

Pegaso, proviene de la palabra griega que significa manantial, pues se decía que había nacido en las fuentes del Océano inmenso.

Por un lado se decía que Pegaso, había nacido del cuello de Gorgona,(una mujer guerrera con la cabellera viva llena de serpientes y con una  mirada petrificante) cuando Perseo la mató en el mar.
 

Otra versión sostiene que nació en la tierra, fecundado por la sangre derramada de la Gorgona, cuando Perseo La mató.
 

Una vez que nació nuestro deslumbrante caballo, fue al Olimpo, donde se puso a las órdenes del padre de todos los dioses “Zeus”, al llevarle el rayo.

Otra leyenda dice que Poseidón, el dios del mar, le regaló a Pegaso, a Belerofonte por la diosa Atenea (diosa de la sabiduría) Pero según  otras historias, fue Poseidón el que dio el caballo a Belerofonte. También se contaba que el héroe lo había encontrado, cuando bebió en la fuente de Píreme.

Fue gracias a Pegaso que Belerofonte pudo matar a la Quimera y lograr por sí solo la victoria sobre las amazonas.

Cuando Belerofonte muere Pegaso volvió a la morada de los dioses, es decir, al Olimpo.

Tiempo después se dio el concurso de canto que enfrentó a las musas con las hijas de Píero. El monte Helicón estaba muy complacido por la belleza de las voces, por lo que empezó a crecer amenazando con llegar al cielo.

Al ver el peligro, Poseidón le ordenó a Pegaso que fuera y golpease con uno de sus cascos para ordenarle que volviera al tamaño normal, a lo que la montaña obedeció dócilmente; Pero en el lugar donde Pegaso le había golpeado brotó la Fuente Hipocrene, o fuente del caballo.
 

Por último Zeus convirtió a Pegaso en constelación para que fuese eterno. Cuando esto sucedió, una  pluma de sus nacaradas  alas cayó cerca de Tarso, y así la ciudad adoptó su nombre.

El año 66ªa.C., cuando Pompeyo reorganizó el Asia Menor a raíz de sus conquistas, creó la provincia de Ciliciae e hizo de Tarso su capital. La ciudad era la capital administrativa de la región, y en el año 51 a.C. había tenido como procónsul nada más y nada menos que a Marco Tulio Cicerón, mientras que diez años después, en el año 41, Tarso había sido el lugar del primer encuentro de Marco Antonio y Cleopatra. Al parecer, Marco Antonio, concedió a la ciudad la libertad, la inmunidad y el derecho de ciudadanía y Augusto, que en esos momentos gobernaba el imperio romano, confirmó estos privilegios.
 

Hoy día en el escudo de Tarso reina el lema “Fertilidad, belleza, y esperanza”

 

Tres palabras que enamoran:

La belleza de Pegaso,

La fertilidad de sus valles

Y la esperanza de Tarso. 

 

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