La cueva de Platón
Hombres encadenados
En
las profundidades de una caverna
Sin
haber podido salir nunca de ella.
Sin
la capacidad de mirar para atrás,
Sin
comprender el origen de esas cadenas.
A cierta distancia, por encima de sus cabezas,
Hay
una hoguera que ilumina un poco la zona.
Entre
los encadenados y la hoguera
Hay
un muro que Platón, equipara a las
artimañas
Que
realizan los tramposos y embaucadores
Para
que no se noten sus trucos.
Entre
el muro y la hoguera
Hay
otros hombres que llevan objetos
Y
que sobresalen por encima del muro,
De
modo que sus frías sombras,
Se proyectan sobre la pared que están
contemplando.
Los
hombres encadenados de este modo,
Ven
la silueta de árboles, animales,
montañas,
Personas
que vienen y van.
Esos
hombres encadenados,
Se parecen a nosotros, los seres humanos
Ya
que ellos y nosotros
Vemos
más que sombras falaces,
Que
simulan una realidad.
Si
uno de los hombres encadenados
Pudiese
mirara para atrás,
La
luz del fuego,
Harían
que apartaran la mirada
Y
las figuras borrosas que pudiera ver
Le
parecerían menos reales
Que
las sombras que ha visto toda la vida.
Si
alguien de los hombres libres
Les
obligasen a ir en dirección de la hoguera
Hasta
salir de la oscura caverna,
La
luz del sol les molestaría más
Y
querría volver a la cueva oscura.
Si
se reuniera con los hombres encadenados,
Permanecería
ciego por la falta de luz solar.
Todo
lo que pudiese decir sobre el mundo real
Sería
recibido con burla y menos precio.
La
verdad una vez que se conoce
No
hay marcha atrás
Pues
recibe la luz de la realidad
Estaba encadenado
Sigo
encadenado en mi cueva
La luz, trae consigo sombras;
Todos
los días hablo con ellas
Cuentan
que alguna vez nombras.
Mi
cueva es el pensamiento,
Mi
pensamiento es la cueva,
Las
sombras el sentimiento
Y
el sentimiento te llevas.
Tu
luz forjó las cadenas
Que
sujetan los tobillos,
Larga
es ya esta condena
Y
oscuros son sus visillos.
Y
así con oscuridad
Me
paso los días en vela;
Sin
ver esa claridad
Que
se aprecia tras la cueva.
La
cueva de la ilusión,
La
cueva de las intrigas;
La
cueva del desamor,
La
cueva de las mentiras.
La
mentira es una cueva
Donde
se oculta el amor,
Cuyas
siluetas proyectan
Un
reflejo que espiró.
Mañana
saldré de la cueva
Y
me dirigiré a vos,
Cuando
la luna esté llena,
De embrujos y de pasión.
¡Qué
bonita está mi cueva!
Ha
entrado un rayo de sol,
Y mi corazón se eleva
Como
pompa de jabón.
Platón
entró en mi cueva
Figuras
desfiguró,
Pero
dejó su veleta
Y
mostró la dirección.