Un
ramalazo de locura
Quizá pensó que, una forma de tenerme
a su lado
Era casándose con mí único hermano.
¡Debe de estar loca! A mí hermano, ni
ha visto ni conoce;
¡Cual grado sería su grado de
desesperación!
Pues debido a ello, se le ocurrió tal
cosa.
Me caso porque así lo ordeno y mando;
Y ella se lo cree; Pero únicamente
ella.
Mañana ya veremos qué otra cosa se le
ocurre.
A mí me parece que lo único que
va a conseguir
Es enredar más la madeja del
sentimiento
Para luego ser la gata que arañe sus
hilos
Con sus antojadizas uñas retráctiles.
¡Ni caso! Pero por si acaso,
Siempre diré que nunca yo la he
escuchado,
Que debido a la edad, me he vuelto teniente;
Por eso, si alguna vez observas que mi cara explota,
O que miro a un punto inconcreto
sonriente
Es porque me estoy acordando
De la anécdota de esta suprema idiota.
Intentando hacer
niñerías quinceañeras
Cuando la realidad es que ya es
abuela.
Algunos, dirán que son cosas de la era moderna
Cuando la necesidad ahoga y el tiempo apremia.
Pero ella ahí lo lanza al viento
Sin saber que el viento se subleva
Y te arrastra como si fueses un simple
grano de arena.
¡Helena! ¡Helena!
La verdad que me das pena.
¡Qué amargura! ¡Qué amargura!
Vivir con esta locura.
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