sábado, 21 de diciembre de 2019

Tormenta del alma


Tormenta del alma
 
Cuando la palabra amor

Queda estancada en la boca,

Represa el río de las pasiones

Y carne y huesos  convierten

En  labios de  yesca y roca.

Ayer, guardé silencio,

Quise decirlo; pero me contuve;

Y la flor del alma, volando fue,

Con los fulgores extraños del corazón.

Fui mago de existencia errante

Mirada suave de verde trébol,

Sin  distinguir entre libertad y futuro;

Saltamontes de la pradera idílica

Donde se agolpan las horas

En la zarza incombustible.

Fui un hombre al que se le olvidó vivir

Lanzando su pasto al abismo

Para así mejor morir.

Surrealismo de un joven  retoño

Que respiraba en el trampolín;

Conjugando los verbos de la muerte,

Dando vida a la teología marina,

Taladrando las  luminiscencias del alba

Con la neblina de sus ojos pardos.

Eso soy yo. El ocaso de un dios

 Que nació prematuro,

Y sus alas, fueron frenadas por el viento

Al atravesar el  luminoso arco iris,

Originado en la borrascosa tormenta

Del interior de mi desdichada alma.

 

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