domingo, 29 de diciembre de 2019

El esqueleto Manuel


El esqueleto Manuel
 

 Mi carne, mi cuerpo esbelto,

Lo devoró el fuego de la vida;

Ahora queda mi esqueleto

Como una estatua esculpida.

A veces, salgo de noche

Cuando los luceros brillan,

Y me coloco de broche

De un pescado sus espinas.

Pues ya no temo pincharme,

Ya nada me causa herida,

Mis huesos no tienen sangre,

En la tumba quedó vertida.

La tierra se la tragó

Como a una rosa encurtida,

Dejando agrio sabor

Como agria es la mentira.

Si me vieses   paseando

Con un cayado de encina,

No estarás alucinando

Pues yo soy Manuel, vecina.
 

El que regalaba flores,

El que ante ti aún se inclina;

Pues  desprendes los fulgores

De las albas vespertinas.

Soy un esqueleto andante

Al que aún le gusta la música,

De ese inacabado baile

Con aquella orquesta rústica.

Quisiera bailar contigo

 Hasta la estrofa final,

Más no será en este mundo

Sino en el del más allá.

Tintinean todos huesos

Ya blancos como  el clavel,

¡Qué pena no darte un beso

No tengo carne, ni piel!

Pero aún me queda una cosa,

Mis huesos como joyel;

Pues la noche es más hermosa

Cuando aparece Manuel.

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