Rico
en dinero
Pobre
en corazón
"Poema ejemplar"
"Poema ejemplar"
A las puertas de un rico avariento
Un niño mendigo limosna pidió;
Pero en vez de darle la limosna
El rico avariento lo menospreció.
El mendigo se puso muy serio,
Y en su misma cara le recriminó:
"Quien no atiende a la mano extendida
Vivirá el resto de la vida con la
maldición.
Pues el hombre, no es humano
Si no tiene corazón;
Por no ayudar a su hermano
Cuando éste lo precisó.
No habrá dinero bastante
Para tus males curar;
Pues quien se aferra al dinero;
Pierde todo lo demás.
Un día llamarás a mi puerta,
Y entonces le atenderé yo;
Pues aunque no se lo crea,
Soy muy distinto de vos. "
Tras descomunal carcajada
La puerta, con llave cerró,
El mendigo llamó a otra puerta
Que con placer, lo acogió.
¿Y con el rico qué pasó?
Que desde aquel mismo día
todo le fue de mal en peor;
La fortuna de que presumía
Toda entera la gastó.
No en comilonas, ni en juergas,
Ni en apuestas de salón,
Sino en pastillas y hierbas
Que al final nada curó.
Más pasados unos años
A sus oídos llegó,
La fama de un hombre sabio
Convertido en Gran Doctor;
Pues por lo visto curaba
Los males del corazón.
En vísperas de la Navidad,
Ya entrampado y sin honor,
Decidió hacer una visita
Al afamado doctor.
La consulta estaba cerrada;
Pero comenzó a llamar,
Le dolían todas entrañas
Con un dolor infernal.
Tras unos segundos de espera
Sonriente abrió el doctor,
Dígame lo que le pasa
Para así curarlo yo.
La comida me atraganta,
A nada encuentro sabor;
En mis sueños hay borrascas,
Vientos de infierno y traición.
He perdido mi dinero
Mi rango y mi posición,
Y nadie logra quitarme
El peso del corazón.
Y después de varios rezos
Y un mejunje que le dio,
Aquel hombre fue curado
Como por Gracia de Dios.
Y si preguntas amigo
Quién era ese Gran Doctor;
No era otro que el mendigo
Que le echó la maldición.
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