Como una hoja
flotando en el mar
Cuando el mercurio roza los cuarenta
Sólo los pobres lloran
En la millonaria ciudad.
La música de los pájaros
Se ahoga en su aire de muerte.
Los coches queman,
El grifo de las fuentes también.
Hasta los testículos se cuecen
Con el salobre sudor.
Yo, ahora, aullaría como un oso
Si no fuese por la lata fría de cerveza,
Gracias a ella, luego daré zarpazos
Y veré
escenas abstractas.
El subconsciente se ve gaseado
Por bestias codiciosas de hábitos nocturnos,
E inventando idiomas delirantes
Con sentimientos insensibles a la sociedad.
Quisiera huir;
Pero las estrellas errantes me persiguen,
Mis latidos desean detenerse;
Pero sus manos de reptil me frenan.
La brea impide el crecimiento
De las frescas hortalizas,
Pues coloca su impermeable negro
Impidiendo transpirar la tierra.
La vida no se vive. Se viola,
De esa manera, todo parece más bonito,
Como una hoja de verdad flotando por el mar;
Luego, podremos inventarnos años de sesenta meses
O retorcernos
con las fantasías eróticas de la eyaculación,
Pues las cuerdas de nuestro corazón
Inspiran la pena derramada
En la gota
que desbordó el vaso.
Los pies se rinden para dejar de huir
De las serpientes de metal,
Que se alimentan de las orgías de nuestras miradas.
Murió el cazador nostálgico
Y ahora, las luciérnagas, lloran su ausencia.
La naturaleza es sabia,
Los hombres… Unos simples.
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