Sólo
palabras
Las palabras, por bonitas que sean,
No dejan de ser palabras;
En suma, farolillos de colores
Y estrellas plateadas
Adornando el árbol de la Navidad.
Las palabras, por tristes que sean,
Nunca serán tan penosas como los celos;
Las palabras, son la música del viento
Que a veces, huye de nuestros labios
Transformándose en poesía.
Unas hay que acogen con cariño,
Que enmarcan por su duro realismo,
O por el embrujo del atormentado sexo.
Hay palabras que flotan en lo frágil,
Otras, en el barullo filosófico
Del escarabajo pelotero.
Otras hay que nos arponean
Con su aguijón de avispa,
Envenenando la sangre con su fantasía suicida;
El oleaje de las palabras,
Nos puede arrastrar a las profundidades,
Para después emerger confundidos por peces,
Peces melancólicos del ocaso
Tiritando ante el fulgor de las estrellas.
Solo el poema del otoño
Nos hace ver la realidad diáfana
De la mística horca que,
Vibra en las
estrofas de la mañana
Como vibran las telas de araña
Cuando atrapan al despistado insecto.
El cielo está forjado de ideales y palabras,
Las cuales, nos inundan con sus elixires.
La jubilosa juventud de dulcísima virtud,
Anhela la existencia de alas purpuras
Y el suspiro abrasador
Desprendido del árbol del orgullo.
La virtud del alma se revuelca en el fangal helado
Embriagado de quimeras.
El alma se desvela ante la ley del cielo,
La vida se destroza a golpes violentos
Como un navío contra el acantilado agreste.
Enredos sobre enredos,
Pasos, versos y palabras,
Para hacer vacilar al árbol del orgullo,
Donde los frágiles nidos de la adolescencia
Celebraban la gloria de la juventud.
Tras el cansancio de las noches negras,
La virtud del alma, se revuelca en el barrizal
Embriagado de quimeras;
La copa del ideal se hace pedacitos
Para después, en su verde alfombra,
Irlos pisando martirizando la fe.
Los recuerdos benditos manosean los sueños
Heredados de la noche cariñosa,
Donde la óptica de los ojos
Orla los recuerdos perennes del zodiaco,
Para hacer plañir los violines
Cuyas cuerdas clandestinas
Agitan las sombras del trueno
Con sus alas de cobre hasta hacerlos colapsar.
Dicen que eso es debido a la fuerza de la inercia,
Donde culminan todas mentiras
En su magnetismo etéreo.
Los juegos de la vida
Planean en círculos como buitres negros;
Las filosas espinas empiezan en la boca
Y acaban con la palabra soledad.
Más debemos admitir que la tristeza
Vuela por inercia hasta la melancolía,
Como esos pájaros sin sangre
Volando por las tempestades,
Donde los amores sucumben
Ignorando el dolor del existencialismo,
Cuando los sueños se burlaban de las esperanzas.
Ya no son suficientes los ansiolíticos,
Pues para fastidiar más y mejor,
Basta con dejarte llevar
Hasta el oscuro rincón de la indiferencia.
Sin embargo, la gota de rocío
Se convierte en
diamante de la mañana,
La cual, abre las puertas sencillas
Donde los polvos del paisaje otoñal
Curte las manos,
Desafiando a la historia
Con lágrimas balsámicas
Herederas del honor.
La materia gris droga el viaje de eternidad,
Las venas azules
vuelve humano
Y sin miramientos
Entrega el cuerpo níveo al destino del viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario