En
un halo de nostalgia
Hace mucho tiempo que no veo
A personas que les tengo aprecio;
En cierto modo las echo de menos
Envolviéndome en un halo de nostalgia.
¿Pero qué es la nostalgia?
En un principio, puede suponer
Intentar revivir unas emociones
Que por sí solas alegraban el alma;
Pues cuando las tenía cerca,
Suponía cierto grado de tranquilidad
Al compartir criterios gemelos
Situándonos a ambos en la misma onda.
Ahora esa onda está aletargada,
Quizá dormida en el lago del desconocimiento mutuo.
¿Pero esto, por qué pasa?
Sin duda la familia no tiene nada que ver
Porque la familia no te obligaba
A tener esos sentimientos estrechos
Adornados con
los llamativos lazos de la amistad,
Ya que esos sentimientos surgen de improvisto
Con fuerza
extraordinaria, telúrica e invisible,
Tal como la fuerza de atracción que el imán posee
Sobre ciertos minerales.
Aunque en estos casos son atracciones afectivas
Al compartir similares gustos o vivencias.
Cuando dos amigos vuelven a juntarse
Después de un largo tiempo sin hacerlo
El alma se purifica
Y todo cuanto nos rodea
Nos parece más agradable y glorioso.
Todos estamos predestinados a desaparecer,
De hecho, ya muchos se nos han adelantado
Por diversas causas:
Accidentes indeseables, enfermedades, guerras…
Propias de las personas vivas y con inquietudes.
Pese a ello, aún se llevan en el corazón,
Y por tal motivo, siguen viviendo en la memoria
Que es una forma de hacerlos inmortales.
No obstante, siempre queda ese resquemor
De no haber compartido ese último deseo,
Ese proyecto que no se llegó a culminar
Porque la
vida nos muestra su traición
De la mano del
tiempo justiciero.
El verdadero valor de las cosas
Haya su cenit
una vez que se pierden,
Quedando entonces el tormento y la desesperación.
¡Pude hacer más!
Pero cuando se es joven
El tiempo parece estar en un montón
Y que podemos
coger de él cuanto se quiera.
El tiempo parece un árbol de hojas perennes
Y al verlo tan esplendoroso
Te parece que siempre va a estar ahí,
Aunque no sea más que para recrear la vista.
Pero no, el tiempo muestra su crueldad
Llegando a reconocer el desengaño
Cuando ves que una de sus principales ramas
Se está poniendo amarillenta.
Sí, el tiempo es cruel,
Como cruel es el reloj que marca las horas.
Somos aves de paso,
Eso lo deberíamos saber;
Pero a veces, nos estancamos en el presente
Ignorando que tras el hoy llega el mañana.
Y nadie es dueño del mañana,
Es ley de vida, quizá injusta;
Pero es ley, y esa ley, rige nuestros destinos.
Hay quien no cree en el destino
Y quienes no les importa lo más mínimo infringir la
ley;
Más la ley tiene poderosas raíces
Tanto aéreas como subterráneas
Que fijan a la tierra,
Muchas veces sujetas por el humus
De los cuerpos putrefactos
De aquellos que ya nos dejaron.
Lo único que podemos hacer
Es vivir con ellos cuando
Estamos inmersos en el ovillo del sueño;
Pues los sueños tienen ese mágico poder,
Aunque los sueños podrían interpretarse
Como una parte de la vida
Que debemos a la muerte.
Es una paradoja
Un tanto siniestra,
Pues nos alegramos cuando convivimos
Con los ya fallecidos, reviviendo tiempos felices;
Pero al despertar, vemos la cruda realidad:
¡Ya no están con nosotros!
Por eso se desea a la gente que aprecias,
Porque siguen dándote esa oportunidad:
La de permanecer a la sombra
De ese árbol frondoso y añoso
Cuyo único límite
Es que sea arrancado de raíz
Por el violento huracán de la estupidez,
Que puede surgir cuando menos lo esperas.
La tierra firme que pisamos
No podrá entonces aguantar nuestro peso
Cayendo en ese despeñadero universal
Que supondrá el Juicio Final.
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