La
primavera y la montaña
II
El hombre puede subir y bajar de la montaña;
Pero la montaña, siempre se queda,
Impasible, estrujando el cielo.
Mientras la misericordia del águila
Planea glorificando la llanura.
Los animales corretean alegres
Por la naturaleza,
La cual, despliega su voz
Para atraer el pincel a su acuarela.
La serenidad de la montaña
Fomenta el ocio
Que cabalga a lomos del silencio,
Engarzando las estrofas de un dilatado poema
Que nació y surgió en la primavera;
Más cuando todas sus cumbres se cubran
Con manto de armiño,
Ella seguirá allí,
Componiendo la música del universo
Con su batuta de Eternidad.
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