miércoles, 27 de abril de 2022

Al llegar la vejez

 

Al llegar la vejez


 

El cuerpo envejece, es triste decirlo;

Pero así es nuestro sino:

Envejecer sin pedir permiso al argullo

Que se convierte en sombra de cartón.

El templo de oro de la juventud

De perlada sonrisa,

Da paso al mal de los males:

La nostalgia y el aburrimiento,

Como aburrida e hiriente es la espina del cardo.

Decir vejez, es decir soledad,

Encarcelando en nuestras mancilladas carnes

La indefensión del alma;

La cual, produce dolor de cabeza y bilis,

Anulando por ello las relaciones sociales,

Y llegando a anhelar la muerte

Para dignificar así la palabra vida.

 

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