El
rímel de la noche
"Rima libre"
Eres el fruto madurado en otoño;
Más no me basta la tontería de la
apariencia;
Valoro más el sabio amor del precioso
secreto
Junto a tus dos cielos de inigualable belleza.
¡Sí! Me refiero a tus pardos ojos
Como crisoles capaces de eclipsar a los luceros
Evocadores de la claridad del eterno recuerdo.
En el altar del amor, el corazón resucita
Con su genio inconmensurable de ángel,
Donde se perfecciona el evangelio
divino.
Un amor que ennoblece y nos conmueve
el alma;
El amor es como el águila que domina
el cielo;
Pero al final, es en la tierra donde
forja su santuario.
Pasarán por tus labios inviernos y
primaveras;
Pero hasta en el último beso dado en la
frente
Se halla la gloria desfogada que
sublima;
Mientras la virtud se expande hasta
formar
La perla inmortal de los azules océanos,
Y el universo, se acerca con su baile
apasionado.
Eres mi reina, mi alegría, y mi infinito
visitado,
Donde un siglo de violines, se
arrodillan ante la llovizna
Capaz de hacer reverdecer los ramos marchitos;
Hoy, mi corazón errante, busca la
sombra de tus pestañas,
Ennegrecidas por el rímel de la noche.
¡Ojala la encuentre! y lánguidamente podamos sestear
Adormecidos por los besos de nuestros fuegos fatuos.
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