Mi
castillo de arena
Cada vez que pienso en mi guerra
Veo que no está tan mal;
Nos enfrentamos ella y yo,
Solos, sin espadas ni cadenas;
Pero siempre es ella la que sale victoriosa,
Pues siempre a mi corazón conquista.
Así vea en el horizonte un batallón de guerreras
Uniformadas con los ajuares del amor,
Entre todas, ella sobresale,
Como sobresale la formidable montaña alli en el valle
Puesta allí como un bello decorado pintado por Dios.
No puedo ignorar sus ojos rasgados de ironía,
Ni sus cabellos que son lianas que envuelven mi
árbol;
Su mirada es la brisa que da aliento,
La puerta de mi mundo fantástico,
La música de sus pestañas me enloquece,
Mis emociones afloran pese a que mis palabras
callan.
No tengo miedo a esta guerra
Ni que mi fantasía se rompa,
Gracias al fuego que habita en mi
interior,
Pues ese fuego me hace sentir y sobrevivir,
Llenando el vacío que provoca su ausencia.
Mi corazón late desenfrenado en las tinieblas
nocturnas;
Pero es su recuerdo el fanal
Que siempre guía a mi nube errática
Meciéndose sobre un cielo con sabor a chocolate.
Antes de ella, no había nada, ni nadie,
Y cuando la puerta del deseo se abrió
Pretendí conquistarla con un puñado de viento.
Se sintió como una liebre por la nieve
Perseguida por un zorro,
Ello hizo que las tinieblas invadieran mi alma
Desmoronando mi castillo
de arena.
Pero aquí estoy de nuevo, construyendolo;
Sólo espero que esta vez las iras de sus olas
Sean más benévolas conmigo.
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