¿Dónde
está el trébol?
Las vacas del prado,
Ante un horizonte amarillo
Se encogen de
hombros;
No saben qué hacer,
Ni qué mugir, ni qué rumiar.
Por eso, se quedan mirando
Unas a otras,
Quizá preguntándose:
¿Dónde está el trébol?
¿Quién lo pisoteó hasta consumir su raíz?
Nadie vio a nadie hacerlo;
Pero echan en falta a la nube que dio sombra;
Desde que no hay nubes, no llueve,
Y desde que no llueve, no crece el trébol.
Luego seremos como la raíz seca,
-Dicen unas a otras,
Y desapareceremos como el jugoso trébol.
Sólo nuestras boñigas harán recordar
De que en estos valles hubo vacas
Con las ubres rebosantes de leche,
Y terneros que, con sus mugidos, alegraban la campiña.
Luego, sobre estas lomas áridas y sin vida,
Se alzarán túmulos
Y ellos, como nuestras boñigas,
Servirán para recordar
Que hubo un tiempo donde los rebaños
Convivían con los hombres.
¡Ah, qué tiempos aquellos
Cuando habían nubes que llovían a tiempo!
Sin nubes, prevalece el polvo,
El polvo, nos hace viejos,
E invita al eterno descanso.
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