Las
espinas de la rosa
cobran sentido
"El futuro hay que labrarlo"
Me dijeron de niño;
Por eso, convertí mi cuerpo en surco.
El problema, es que mi surco no encontró el camino
Debido a la crisis negra y a su alto precio.
La felicidad, es el surco que se riega,
Y cuando dejas de hacerlo,
La tierra muestra su rostro sombrío,
Retorciendo dichos surcos
Como la soga que cuelga del cadalso.
El cielo deja de derramar su esperma
Y el hombre se vuelve huraño,
Desconfiando de ese prometedor futuro
Que embriagaban los valles del tiempo.
El viento dejó de fecundar las rosas
Pareciendo como si viviésemos en Marte.
Los ojos llorosos por el fuego abrasador del sol
Fulmina cualquier palmera que produzca sombra
Convirtiendo la felicidad en seca cruz.
Habría que hacer fábricas de cruces
Para saciar nuestro estómago.
La moralidad dicta sentencia
Dejándonos sin hermanos, ni primos,
Ya puedes rasgar el tafetán de tus vestiduras,
Pues la soga que amorató el cuello
Dibujó una gargantilla de cucarachas.
El tiempo se tambalea,
A los tornillos le faltan las tuercas de sujeción
No quedando más remedio
Que paralizar el movimiento de nuestros huesos
Y retorcer nuestros labios.
Hay surcos que, o se siembran a destiempo
O salen completamente torcidos,
Quizá debido a los caprichosos frutos de la vida.
Cuando al cielo se le olvida regalarnos su lluvia final,
La vida nos abofetea a todos sin compasión;
Pero a la inmensa mayoría
Parece como si jamás se cansase de hacerlo.
Sólo algunos tuvieron el privilegio
De mantener el surco derecho y fértil,
Y por tal motivo,
Pudieron
mantener sus sueños de futuro
Llevándolos hasta el presente,
Donde las espinas de la rosa cobran sentido,
Y el abismo silente, extiende ,sus alas negras
Para llegar a un cielo con nubes de olvido.
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