La
vida pasa
La vida pasa como bola rodando;
Llegan los otoños tristes
Como tristes pasan los años.
Las ilusiones
y los amores pasan,
Somos como mariposas que les atraen los focos;
Con sus
destellos de grandeza,
Sin darnos cuenta, chocamos con ellos
Hasta romper nuestras alas de libertad.
El cielo duerme en nuestros ojos
Nuestra faz, la polvoreamos con sonrisa alegre;
Pero todo da igual, la vida pasa,
Como uno tras otro, transcurren los otoños.
Las hojas de la vida inertes caen
Como caen las lágrimas por los recuerdos,
Las apacibles playas,
Tornan en tostadero de sirenas
Atrapadas en su tela de araña
Por enviar violetas a su pasado.
El relámpago interior es ajeno al fuego del universo;
Siendo nuestra verdad un Frankenstein,
Capaz de arrasar con las energías el cuerpo.
El resultado de esta visión se precipita
En los espejismos del desierto,
Donde se lamen las heridas del amor salvaje.
La espada clavada en la roca
Seguramente seguirá clavada durante siglos,
Pues quien intenta conquistar el mundo
Es pisoteado por un tropel de centauros arrogantes
Quedando nuestras últimas voluntades
Escritas en el epitafio de las nubes,
Únicas capaces de atravesar las fronteras,
Dado que nadie puede sujetar sus riendas.
Las nubes pasan, la vida pasa,
Los otoños se suceden
Y las hojas de los árboles
Pudren en el suelo.
Para recordarnos que sus substratos
Son la sangre de los hombres
Que nacieron y murieron.
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