El
rugido de la muerte
Estoy viviendo unos momentos
Que cuando lanzo la mirada para atrás,
Creo que nada de lo hecho o dicho,
Ni tiene, ni tendrá trascendencia alguna.
Pertenezco a una especie que se emborracha
Con su propio entendimiento,
Y la materia implacable muestra su futuro
Pronosticando el caos y el destino adverso.
Somos reos condenados a muerte,
Siendo nuestro presente el verdugo ejecutor.
Formamos parte de un mundo
Donde acuden a la misma mesa
Hombres, dioses, ángeles y demonios;
Y en los espejos ven sus propias caricaturas
Recreando en sus vidas la ciega incompetencia.
El desaliento llega a la vejez pidiendo hospedaje,
Quizá porque en esa habitación convergen
Las
preocupaciones y la iracunda interrogación,
Preguntando la sombra a la luz
Donde se encuentra la frontera
Entre la
mañana abierta y la noche cerrada.
El león carnicero
prepara los nuevos rugidos
En la selva triunfal,
Mientras las palomas levantan el vuelo
Cuando en sus carnes penetra
Su afilado puñal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario