Eres
Eres la mujer del cosmos infinito
Que danza en mis entrañas puras:
Eres racimo de uva
Que embriaga con la mirada
E incluso me
tortura.
Eres fuego volcánico e hija del sol,
Caoba africana y vasija de barro,
Tu espíritu impetuoso
Comienza en tus poros
Y se alarga hasta los árboles de la selva,
Tus pechos son los girasoles que ensanchan mi pecho;
Eres la mariposa escarlata
La cordillera de mis días;
Eres mí mayo florido en tierra fértil,
La semilla cuya sabia taladra mi ombligo
Y enraíza en mis entrañas.
Eres mi comienzo, sin aflicción ni lágrimas,
Y yo, te quiero entera,
Porque me embriagas, porque me enredas
Con la habilidad de la enredadera
Para trepa por el añoso roble.
Eres mi suma, mi todo,
Mi abismo y mi cielo.
Eres la fuerza motriz por la que vivo
Y estando a tu lado siempre es festivo;
Me da igual si naciente en Jamaica o en Puerto Rico,
Como si naciste en el mismísimo Congo;
Tú eres mi mundo mágico
y así, con este poema, te reconozco.
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