jueves, 26 de mayo de 2022

Ángel caído

 

Ángel caído

 

Heriste mi corazón

Cuando tapaste la cara,

Mi diccionario de orgullo

Encontró el cáliz de mi destino,

Donde la miel  convirtió en brebaje;

Las flores del mal impregnaron mi alma

Asomando la violencia en mi rostro;

La luz victoriosa que iluminaba se apagó

A la vez que lo hacía el caluroso afecto.

Los sentimientos, como galgos que persiguen los sueños

Se vieron obligados a desistir

Al ser pisoteados por la indiferencia de tu mirada,

Mi piel de cobre encontró la furia de tu mar proceloso;

Y herida mi libertad,

Se encaminó hacia el abismo

Donde los ojos llorosos descansan.



Ahora camino como un robot indeciso

Murmurando sus quejas e irritabilidad.

La culpa quizá sea de los pájaros

Que prefirieron las cadenas de oro

A sus cantos alegres y humildes;

Pero así es la vida marcada por los seres divinos

Que perforan la dignidad del alma,

Para permanecer en claustro oscuro

Por culpa del rigor de un amante desbocado.

Me pinché con tu rueca silenciosa

Y las flores de oro pusieron fin a su magia

Quedando el alma vacía.

Estoy dispuesto a tragarme  mi orgullo

Como si el orgullo fuese una simple aceituna;

Aunque el brillo de tus ojos

Ha de permanecer en mis recuerdos

Como el ángel caído

Que no supo distinguir el bien del mal.

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