Sorbos
de amor
Con los sagrados años he aprendido que:
El amor es aquel que llena el alma,
Que el amor es bonito y mágico,
Porque ese amor cabe en tu universo;
Como cabe en el corazón la melodía de la lluvia,
Cuyas gotas, son las corcheas
Capaces de abrir las puertas antes prohibidas;
Donde dos seres apenas rozaban sus cuerpos
Aún siendo
sus ideales idénticos.
Con los sagrados años he aprendido que:
Ninguno
pierde nada,
Evidenciando que la altiva soledad
Te hace ver y disfrutar de los árboles azules.
Casi da vergüenza admitirlo;
Pero ahora, con los sagrados años,
No aguanto las conversaciones vacías
Ni me interesa saber quien tiene la billetera llena
o vacía.
Los placeres profundos,
No se pueden transportar en
billeteras,
Sino en la personalidad capaz de asustar a la noche
Y a los astros que brillan en su firmamento;
Pues quien recibe sólo palabras vacías
Su corazón queda vacío,
Ahogado en la infelicidad.
Por eso hoy,
digo que soy feliz,
Porque tengo cuanto quiero,
Y el coctel de amor lo bebo
Sin necesidad de dar explicaciones;
Ya bastantes di y de poco me sirvieron,
Pues todo eran prejuicios y privaciones
Cuando en la primavera cantaba el ruiseñor;
Pero tras sufrir el interés celoso,
Llegó la alquimia con su esencia real;
Y esa alquimia,
Es algo que va cociéndose a fuego lento,
Como se cuecen los secretos en el mar;
Hasta que son rotos y esparcidos
Por las últimas y embravecidas olas,
Donde la blanca estrella de la mañana te hace
sonreír;
Pues es en nuestro crepúsculo
Cuando nuestra cara vuelve pálida,
Y es cuando realmente te atreves a saborear
Lo que posiblemente sean
Nuestros últimos sorbos de amor