La
angustia por no verte
Es imposible darle la espalda
A la cruz que supone
la fatiga;
La faz, como una rosa mustia
Sacia sus retinas con el infortunio,
Cristalizando sus móviles inquietudes
Como el hielo cristaliza en los lagos de montaña.
El sol, se haya convaleciente
Al ser herido
por la burlona risa de la pasión,
Por eso, hoy te buscaré en la luna,
Cerrando los ojos ante los abismos de un mar
intranquilo.
El fuego derrite mis penas
Y mis sueños, echan raíces de lujuria y ostentación.
Temo despertarme y comprobar que, un sollozo amargo
Inunda definitivamente mi alma;
Sabedora que, nada ha de reparar el daño
Causado por la angustia de no verte.
Quizás, el sol deslumbre con sus lanzas de fuego;
Y mi frente, envejecida prematuramente se cubra de arrugas
Al faltarme el éxtasis de tu purpúreo cielo.
Me prometiste volver; pero rompiste tu promesa
De volver a mí con el alma desnuda.
Es triste envolver los sueños con la marihuana del alma
Donde la angustia
perdura y continúa
Dentro del cauce de la incomprensión.
Yo te amaré mil veces,
Pero me sentiré abandonado;
Pues hasta el trino de los pájaros por las mañanas
Me parecen emular risas huecas
Que oscurecen mi ingenuidad;
Mas este terco sentir es música de réquiem
Alucinando con su coraza fingida.
¡Me da igual! ¡Nada es cierto!
¡Nada es lo mismo sin tu calor!
Todo son diablos escondidos en la flor más preciosa.
Esa realidad me sobrecoge,
Y mis ilusiones se convierten en pesadillas;
Pues es como correr hacia ti y comprobar
Que la distancia entre nosotros sigue siendo la
misma.
En resumen: todo acaba en la meta triunfal de la
angustia;
Dado que el corazón más enamorado
Se cansa, se debilita, entristece,
Y lamentablemente… se muere.
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