Éxodo
hacia el Oeste
Ahora estamos en este lado del río
Escuchando en silencio las trompetas del Apocalipsis;
Atrás hemos dejado el fuego destructivo
Donde no se pueden apagar sus infernales llamas.
Somos cual pájaros desplumados
Por la mano del odio de un déspota;
El viento, trae consigo los olores de cadáveres
insepultos.
Nuestros sueños hunden sus raíces
En el humus del sollozo y la oscuridad;
Alguien cortó nuestras flores
Y escupió en nuestras frentes.
Ahora vagamos errantes, como una estrella sin galaxia;
Mientras tanto, esperamos el milagro
De vencer a los gigantes montados en sus pálidos
caballos,
Armados con sus afiladas guadañas.
Ellos fueron nuestros jueces y nuestros verdugos,
Destruyendo los caminos y las casas,
Arrasando nuestros jardines piadosos
Y emponzoñaron nuestras fuentes
Tan solo por pensar diferente.
La luz de la luna se ennegrece ante el escarnio
Y en sus ojos se escriben los macabros epitafios de la
ira.
Nuestra meta se nos antoja inalcanzable,
Sus himnos hieren nuestra sensibilidad
Crucificando nuestra sonrisa;
Nuestro arcángel nos abandonó y arrebató la belleza;
Pues ahora, somos parias de nuestro destino;
Grullas volando en insufrible éxodo hacia el Oeste.
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