El
guerrero del antifaz
Hay un rostro que conmueve y deleita,
Dando testimonio de la belleza
Cabalgando por la tierra de Castilla;
Madre y nodriza de pueblos hidalgos,
Donde el viento de la cruz y los blasones
Coronan el yelmo y el crisol de oro.
En ella habita el héroe cristiano,
El héroe enmascarado,
Que cabalga por los pueblos castellanos.
El guerrero del antifaz
Es el tarzán de la estepa castellana;
Un hombre admirable con gran corazón
Con el sagrado símbolo de la nobleza.
Su espada siempre es vencedora
Pese a que en sus carnes
Sienta las heridas de los combates
Y en su alma, sienta el desprecio,
El amor imposible, y el destierro;
Pero el guerrero del antifaz
Con su grito de rebeldía
Hace un canto a la vida
Y con su espada, una negación a la muerte.
Con ella, el mal recibirá su castigo
Pues esta, está empuñada por un ser superior,
Un guerrero castellano,
Cuya astucia, hace engrandecer el alma noble
Y por tanto, siempre vencedora.
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