Aferrado
a tu recuerdo
Nada hoy mi corazón contra corriente
Pues mi diosa enloqueció con su lucero;
No tengo ambición, ni talento, ni consuelo,
Mi fabulosa riqueza fue siempre decir te quiero.
Sin ella, estoy como si me faltara algo;
Aunque su
mirada sea cual viento traicionero,
El que hace tumbar la hierba
Y espigar el crisantemo.
Bandadas de colibríes se emborrachan con tu néctar
Y yo, sin alas, volar a tu flor no puedo.
Sé que no seré el primero ni el segundo,
Ni siquiera un octavo o un noveno,
En probar tú fruta ya vencida por su peso.
Eso, sólo ocurrirá cuando con tu mirada
Hagas estallar el límpido cielo.
El amor que hubo entre tú y yo,
Tan sólo fue un invento,
Un reclamo para no ser de por vida prisionero;
Me olvidé de sonreír y con el llanto hoy me quedo,
Y tú, flotando en las nubes del Olimpo,
Formas a los dioses con sus castillos de acero.
Quizás oigas el relincho de un caballo alado;
Pero en realidad, será tan sólo un verso
Del poema de un sueño desgarrado;
Pues me rodea una sombra
Equiparable a las alas del buitre negro,
Buscando a alguien que recite
Una oración en mi lúgubre destierro.
Ahora le lloro a la muerte
Que apoderó del cerebro,
Para renacer del ocaso un día
Cuando el mundo esté deshecho.
Es posible que ahora digas
Que tan sólo es un pretexto,
Porque no puedo vivir
Aferrado a tu recuerdo.