domingo, 8 de agosto de 2021

Donde los espacios se desorbitan "Rima libre"

 

Donde los espacios se desorbitan

“Rima libre”


 

Aprovechando la soledad de este momento

Donde los espacios se desorbitan,

Y hacen sentir más pequeño que la abeja que zumba

Entre los gladiolos,  geranios y  budleyas del jardín;

Me tomo la licencia de adentrarme en las praderas del alma

Donde los suspiros de la felicidad melancólica

Campan a sus anchas con sus látigos de fuego.

Encuentro la entrada de sus ensortijados laberintos

Donde en más de una ocasión, confundido, me perdí.

Aún permanecen las huellas profundas que encaminan al lazo,

 Que la susurrante voz preparó al detalle.

Una voz que todavía gravita en su espacio etéreo.

Y mi corazón ardiente palpitaba al ritmo de sus guiños.

¡Ahora ven! ¡Ahora vete! ¡Ahora calla…!

Porque nada de lo dicho se ha pronunciado;

Porque nada de lo hecho ha sucedido.



Tú sólo eres una sombra cuyo espíritu errático

Obedece los mandatos de los réquiems de una orquesta

Que nunca utilizó pianos, ni  violines ni  arpas.

Todo será un sueño, una alucinación, un espejismo.

Sin embargo, en mi cerebro aún se conservan

Sus armoniosos y sublimes acordes.

Se ha tenido que vestir el día de riguroso luto

 Para hallar tú presencia incestuosa,

Pues esta, permanece en el arrobo de las flores.

Cualquier rama u hoja que tiembla o se agita

Lo hacen por la inercia de tu vivo recuerdo.

Estoy pasando por la misma senda donde un día pasé,

Todo en mí es un círculo vicioso,

 Donde después de aparecer la más brillante y encantadora estrella

A continuación, aparecen unas horribles sombras

Que deambulan como muertos vivientes.

Porque se puede estar vivo y ser un vegetal,

Porque se puede estar muerto y seguir recordando…

Mis huesos chasquean y mis atrofiadas mandíbulas

 Rumian el dulce beso que se evaporó en el trigal;

Y los gemidos guturales, quedaron estampados en las piedras

Como si fuesen fósiles del Pleistoceno.

Hasta el castillo medieval parece flotar sobre la bruma

Y las chicharras expanden sus  monótonos chasquidos

Hasta llegar a mis labios humedecidos

Por la alocada emoción.

Cabe preguntarse si volverá el lirio  a florecer

en su natal ribera,

O si el rododendro altivo, tendrá nuevas ansias de conquista.

Como cabe también preguntarse si los afilados cuchillos

De la codicia supina, penetrarán en otras carnes fogosas,

Que como sagrados evangelios aceptarán su ley.

El sol derrama sus lágrimas de amor

Surcando las mejillas del impaciente amante

Que no supo encontrar a tiempo la salida;

O que aceptó su jaula de oro como mal menor.

Mientras los nimbos del placer danzan en el crepúsculo;

Quizá murmurando un lánguido adiós

 O un efusivo ¡hasta mañana!

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