El
amor es necesario
Como dormir y comer;
Pero a veces resbalamos
Con la lluvia del atardecer.
Caí en el juego prohibido
De rebuscar en tu piel,
Los estambres amarillos
De la orquídea del Edén.
Siempre de noche buscaba
Eran
noches de silencios,
Solamente perturbada
Por los aullidos de perros.
El barro convierte en limo
Cuando
el sol lo endurece,
Modelando al ser querido
Aunque pague con reveses.
Pues el invierno es cortante
Y las palabras se hielan,
Mientras el equilibrio triunfante
A la noche le hace muecas.
Allí encuentran los hombres
Su fuego y su fracaso,
Hombres errantes por galaxias
Sin rumbo y sin espacio.
Arrinconando su inocencia
Por los montes celestiales,
Sintiendo así la experiencia
De ser un cisne salvaje.
Hoy preparo mi equipaje
Y vuelo a un lugar sin viento,
Donde la vida entreteje
Coronas de sentimientos.
El ruiseñor queda velado
Por el relato de sus orígenes;
Pues nunca probó un bocado
de bellas mujeres vírgenes.
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